Esta mañana tomé el autobús para ir al centro y de paso dar una vuelta por la Biblioteca Central, como de costumbre.
Cuando subí al autobús, perforé el boleto y me senté.
Una vez sentado, iba a guardar el boleto en el bolsillo de mi camisa. Pero todavía tenía en la mano el vuelto del periódico que había comprado y trate de que el boleto no se mezcle con otros documentos que suelo llevar en el bolsillo.
Estaba seguro que había rozado una esquina del carnet de biblioteca al intentar guardar el boleto, e incluso juraría que lo hice saltar de mi bolsillo.
Pero una vez que llegué al centro y entré a la biblioteca, descubrí con estupor que el carnet no estaba en el bolsillo de mi camisa.
De todos modos, la bibliotecaria me dejó pasar y pude revisar unas bases de datos en la sala de computación.
Al terminar de revisar las bases de datos, regresé a mi casa de muy mal humor por la pérdida de mi carnet de biblioteca.
Pero una vez que llegué a mi casa, se me ocurrió revisar un documento que había llevado en el bolsillo de la camisa el jueves pasado. Y entonces...
¡CHAN, CHAN, CHAN!
Allí estaba el carnet de biblioteca, metido entre las hojas de este.
Respiré aliviado por haber encontrado mi carnet y no tener que sacar un duplicado del mismo.
Y parece ser que la única explicación de que mi carnet haya aparecido dentro de ese documento, cuando yo estaba más que seguro que lo tenía conmigo esta mañana, es que sin querer hice un acto de magia.
martes, 8 de diciembre de 2009
Soy un mago
Publicado por Comandante Bigotes en 9:41 a.m.
Etiquetas: acto de magia, carnet de biblioteca, mago, teletransportación
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